En los últimos seis años mi vida ha transcurrido entre Cuba y las dos islas Canarias de Lanzarote y Fuerteventura. Dos zonas geográficas que en lo que a paisajes se refiere son extremadamente contrastantes, y más que contrastantes, pudiera decirse que contrapuestas.
Mientras que en la primera, Cuba, en sus paisajes predomina una gama extremadamente abarcadora de tonos de verde, producto de su vegetación exuberante propia de las zonas tropicales.
Esta a su vez se encuentra acompañañada de otra gama similar pero en esta ocasión de tonos de azul, resultado esta última de la suma aportada tanto por el cielo como por el mar, obteniédose con la conjunción de ambos todos los tonos inimaginables de azul, lográndose esto producto de varios factores que se complementan para dar este resultado final, como son: la iluminación solar, la posición del sol a la hora que se realiza la observación, la variedad de los fondos marinos, la profundidad del mar en las distintas zonas, el color y tonos del cielo que se reflejan en el mar, etc.

Mientras que en la segunda zona, y me refiero en este caso a las islas de Lanzarote y Fuerteventura, en las que predomina una gama variada de tonos provenientes de los colores gris y ocre, producto del orígen volcánico de ambas, las que a la par presentan una ausencia practicamente total del color verde en sus paisajes, debido a su escaza vegetación, cosa esta en la que también influye de forma muy marcada la escacez de lluvia en todo el año, lo que crea un paisaje muy árido. Además referente a los tonos de azul, tanto en el cielo como en el mar están muy influenciados por la calima, que no es más que el polvo proveniente de África, muy específicamente del desierto del Sáhara, que está presente en la atmósfera con mayor o menor intensidad practicamente todo el año.

Nelson González Pujol
Por todo esto es que mientras en la primera de estas zonas geográficas se disfruta de un paisaje suave y armonioso, en la otra se encuentra otro totalmente distinto, con una gran presencia de plava solidificada principalmente en las zonas costeras, en las que en ocasiones se puede observar bien diferenciadas capas de lava, una sobre otra, las que se generaron a partir de erupciones distintas en épocas distintas. Pero al final, cada una de estas dos zonas geográfica, con sus características muy propias y contrapuestas encierran su belleza muy propia, una suave y armoniosa como ya dije y la otra muy agresiva.
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