Hace unos meses estando todavía en Cuba, antes de regresar nuevamente a Lanzarote en julio pasado, una amiga me envió varias fotos de una zona de la costa de Lanzarote que le había pedido con anterioridad, habiéndole hecho en aquel momento mucho hincapié en que se centrara bien sobre todo en el primer plano de rocas que se encuentra en la orilla de dicha costa.

Por supuesto me envió unas cuantas fotos (ella aparte de poseer sensibilidad artística, es muy buena fotógrafa), con distintos acercamientos y diferentes ángulos de exposición.
CONFORMACIÓN DE LA IMAGEN A LLEVAR AL LIENZO
Después de estudiar detenidamente el conjunto de las fotos logré con la unión de dos contiguas obtener el mejor fragmento de imagen a pintar, contando esta por supuesto con el mejor primer plano que quería incorporar a la obra, además de una franja de mar con dos entrantes rocosos, uno a cada lado de la foto casi al nivel de la línea del horizonte, y por último el cielo.

FORMATO A UTILIZAR
Con la imagen ya decidida llevar al lienzo y teniendo en cuenta el área que abarcaba esta, monté el lienzo en un bastidor de 200×125 cm., dimensiones estas no acordes a las recomendadas para una marina (pero tampoco las recomendadas de obligatorio cumplimiento), y ya partiendo de estas premisas pre establecidas comencé a desarrollar la obra. Pero una vez llegado a este punto en la ejecución de la misma.
No conforme con el resultado obtenido en el conjunto de la obra, me la replanteé completamente. Partiendo del hecho de que el primer plano que al que le había dedicado mucho trabajado y que aportaba tanto a la obra, practicamente no ocupaba un tercio en el conjunto de esta, y que el resto de la obra se diluía en un mar y un cielo que en contraste con el primer plano poco aportaba a la misma, me llevó a tomar una decisión.
DECISIÓN TOMADA
Sin tener que pensar mucho, de los 100 cm. de altura de la obra la reduje a 75. Bajé el cielo, haciendo desaparecer ambos entrantes rocosos y reduje la presencia del mar en 25 cm.
RESULTADO FINAL
Prácticamente acabado de llegar a Lanzarote llevé la obra al galerista que me comercializa las obras en la isla para la mandarla a montar en un bastidor, fotografiarla y acordar precio. Pasados dos días de esto me llamó, que tenía un matrimonio en la galería que había visto la obra extendida sobre la mesa y estaba muy interesado en ella, que él le había dicho que aún no tenía ni siquiera precio acordado, hicieron una oferta y no pude resistirme a ella.
CONCLUSIÓN
No se pudo obtener foto de la obra terminada, solo un fragmento del primer plano tomada poco antes de darla por concluida en Cuba, siendo esta la foto con la que termino el presente artículo.
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