A lo largo de la historia del paisajismo en la pintura, hemos visto la imagen romántica del pintor, caballete en mano, encaminándose al escenario escogido previamente para plasmarlo en el lienzo, y en otra imagen, también muy vista, ya este frente al caballete pincel en mano ejecutando la obra.

Pero estas como digo, no son más que imágenes románticas, ya que el pintor lo que en realidad hacía durante varios días consecutivos era poner el caballete a la misma hora y siempre en la misma posición para en el menor tiempo posible recopilar y llevar al lienzo la mayor cantidad de información que pudiera obtener, principalmente de luces y sombras, ya que el propio movimiento del sol hace que estas cambien constantemente.
Por tanto, tenía que congelar la imagen a la vista por un período de tiempo bastante breve, y a la par obtener las distintas proporciones del conjunto de elementos que conformaban el paisaje, así como la mayor cantidad de detalles de los mismos.
Memoria y Apuntes de Campo, elementos fundamentales
Y a partir de la toma de toda esta información en el campo, dedicarle la mayor cantidad de tiempo al desarrollo de la obra en el taller y no frente al paisaje como muchas veces se piensa.
Una vez en el taller, el artista se apoyaba para la ejecución de la obra en dos elementos fundamentales, en su memoria y los apuntes de campo que logró llevar al lienzo.
Y como resultado final, una vez terminada la obra, el artista nos deja su propia versión del paisaje que le sirvió de inspiración.
La fotografía apoyando al artista
Ahora bien, los tiempos cambian y ya hoy en día y desde hace algo más de un siglo tenemos la posibilidad de servirnos y apoyarnos en la fotografía, la que aparte de otras ventajas, nos permite ahorrar tiempo, pero aún así, el resultado final de cada obra sigue siendo la versión particular de cada artista y su estilo propio a la hora de ejecurar la misma.
Lo que considero una pintura realista de un paisaje marino
Después de este preámbulo, el cual considero necesario para dar paso a lo que considero una pintura realista de un paisaje marino, paso a señalar, que el paisaje rural casi en su totalidad es estático, cosa esta que no lo demerita a la hora de ejecutar una obra inspirada en el mismo.
Cuento con muchas obras de paisaje rural de las que me siento satisfecho, pero en contraposición a este, el mar al encontrarse siempre en constante movimiento por apacible que esté, crea una diferencia marcada con este.
Por cuanto que la fotografía en este tipo de obra es de más ayuda y la hace más dependiente de la misma, lo que me dispongo a exponer a continuación le es más fácil de comprender a toda persona que su vida se haya desarrollado en un contacto estrecho con el mar.
Por la propia experiencia visual del mar sabemos que dos olas, que se desarrollan una a continuación de otra con un intervalo de tiempo muy breve entre ambas, pueden ser semejantes, pero no iguales, pues cada una tiene su propia huella digital, por su forma, altura, distribución de luces y sombras, etc.
Cuando uno ha visto tanto mar y tantas olas en todas sus manifestaciones posibles y se para delante de una pintura realista de una marina, si ésta no está pintada a partir de una fotografía, se ve falsa y puede no saberse el por qué, pero al conjunto de factores antes señalados se les pueden añadir la cadencia del movimiento de la ola, la salpicadura de la cresta, transparencia etc.
Tantos detalles concatenados a su vez entre sí se hacen imposibles de retener para el artista en la mente, y la ola resultante se pudiera lograr semejar bastante a una ola real, pero el resultado final no logra ser significativamente convincente y totalmente real, tal como debe ser cuando se trata de una pintura realista.
La obra es reflejo de la creatividad del artista, incluso con el apoyo de la fotografía
Sin embargo, cuando se trabaja la pintura a partir de una fotografía y se observan ambas al unísono, la fotografía y la obra, la segunda nunca es el duplicado de la primera.
En la obra se aprecia, y mucho, la mano del artista, pero esto se aprecia más cuando la obra una vez concluida se observa individualmente.
Es a través de esa observación individual que se aprecia una realidad increíble en la que se percibe la creatividad del artista, porque aunque la pintura y la fotografía se pueden complementar estrechamente, son dos manifestaciones muy distintas del arte.
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