A partir de mi graduación en la Universidad de la Habana (CuJae), desarrollé mi vida laboral como ingeniero civil, profesión esta que desempeñé hasta mi jubilación, no obstante siempre me acompañó también junto con la ingeniería una gran pasión por la arquitectura y la pintura. Con relación a esta última comencé a dar mis primeros pasos en la misma a los 60 años, posterior a mi jubilación, que fue que me decidí por primera vez a tomar los pinceles en mis manos.

Primera etapa: Mis inicios en la pintura

Mi afición por la lectura, el cine y el teatro comenzó practicamente al unísono con el inicio de mi adolescencia, esta afición sin ninguna línea directriz pre-establecida de selectividad fue en sus comienzos totalmente aleatoria, por lo que esta primera etapa de mi vida de adolescente fue un crisol en el que se fundió en mi mente todo el cúmulo de la información recibida, la que posteriormente fue clasificándose y perfilándose sin yo mismo tener conciencia de ello, pero si causa por la cual comenzaron a definirse mis preferencias y posteriores decisiones que conformarían mi vida futura, como la decisión tomada de que una vez terminado el Bachillerato, matricular Ingeniería Civil.

No obstane por cosas de la vida o el destino al empezar mi vida lahoral, ya como ingeniero civil, mi vida profesional se vio muy estrechamente vinculada con la arquitectura, rama ésta del arte que junto con la pintura y la escultura integran las Artes Plásticas.


Segunda etapa: La intermedia antes de llegar a la pintura.

Ya anteriormente a la par del desarrollo de mi vida profesional me fui interesando por otra de las tres de las Artes Plásticas, la pintura.

¿Posible motivación?

Pienso que probablemente al hecho de ver que era a la que con más facilidad pudiera dedicarme en un futuro, como así sucedió.


Tercera etapa: Mis primeras incursiones en la pintura

Esto ocurrió a los sesenta años cumplidos, una vez llegada la jubilación, ocasión esta en que por primera vez cogí en mis manos los pinceles y me senté ante un lienzo en blanco con tubos de óleo al lado, dando así inicio a esta nueva etapa de mi vida.

Ahora bien, lo que si no puedo dejar pasar por alto y tengo que aceptar en honor a la verdad, es que esta iniciación en la pintura no tuvo ninguna motivación romántica, sino que fue de un origen bastante más vulgar, la búsqueda de un ingreso económico extra.

No obstante lo que si también es totalmente cierto, es que una vez que me adentré un poco más en el mundo de la pintura esta me atrapó de una forma tal que esta motivación inicial pasó a un segundo plano, dando inicio a una nueva, la pasión por la pintura, la que me llevó a que cada día me exigiera más en mis resultados y a la vez me volví muy competitivo conmigo mismo, exigiéndome con cada nueva pintura que iniciaba obtener mejores resultados que los alcanzados en las anteriores, llevándome a una búsqueda constante de la perfección, imposible de alcanzar por no existir la misma ni en la naturaleza ni en la condición humana, pero que se convierte en esa línea del horizonte o quimera, de que a sabiendas de que es inalcanzable se lucha por llegar a ella con cada nueva obra comenzada.

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